Tras unos 10 000
años de domesticación a lo largo de Europa, Asia y África, estos
bóvidos domésticos han experimentado una gran cantidad de
variaciones artificiales que dieron como resultado numerosas
variedades o razas,
con multitud de tamaños, características y pelaje de colores
diferentes. Estas razas son muy numerosas en Europa, donde la
tradición de selección es muy antigua. La mayoría han sido
individualizadas a partir de finales del siglo XVIII. En el siglo XIX
la noción de raza se afianzó, con el desarrollo de los concursos
agrícolas. Los ganaderos comenzaron realmente a seleccionar a sus
animales en aquella época, que vio el desarrollo de las razas
autóctonas pero también la aparición de nuevas razas nacidas de
diversos cruzamientos, como la maine-anjou o
la normanda.
A finales del siglo XIX se editaron los primeros libros genealógicos
(denominados herd-books) en Inglaterra y posteriormente en el
resto de Europa occidental. El siglo XX vio la desaparición de
un buen número de estas razas, principalmente por razones
económicas, ya que eran menos productivas y menos especializadas que
sus congéneres.
Generalmente
se clasifican en categorías en función de sus características
individuales, como la disposición y forma de la cornamenta, la capa
(color del pelaje),
o criterios zooeconómicos, como sus capacidades productivas.
doble propòsito |
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