En el contexto de la ganadería,
a menudo se utiliza el término «vacuno» o «bovino» para designar esta especie,
aunque este último término también designa de manera más amplia al conjunto de
la familia Bovidae, que
comprende otras especies como el yak, los antílopes o la oveja.
Entre las formas más antiguas de
ganadería figura el nomadismo,
que consiste en el desplazamiento continuo de la población y de los rebaños,
con el fin de encontrar siempre recursos forrajeros para alimentar a los
animales. Es un sistema que se utiliza principalmente en regiones áridas o
semiáridas de Asia, de Arabia o de África, pero tiende a desaparecer por
razones políticas. Los beduinos, los fulanis o los masáis son algunos de los pueblos nómadas
ganaderos de bovinos. Posteriormente, con la invención de la agricultura en Mesopotamia, los pueblos de
ganaderos se sedentarizan.
Inicialmente solo una fuente de alimento, estos bóvidos domésticos van a poco a
poco a convertirse en bestia de carga para realizar faenas del campo o para
tirar de carretas y así participar en el comercio.
Los hombres desarrollaron
variedades (denominadas razas) especializadas
en la producción de leche, de carne, o de doble propósito (para carne y leche).
Con la excepción de ciertas
especies utilizadas en la tauromaquia,
los machos se destinan generalmente a la producción de carne, mientras que las
hembras se destinan habitualmente a garantizar la renovación del rebaño o a la
producción de leche.
Además de las propias razas o variedades, se emplean diferentes
formas de clasificación individual, como pueden ser la disposición y forma de
la cornamenta, la capa (color del pelaje) o sus capacidades
productivas.
La cabaña mundial de ganado bovino
ascendía a 1347 millones de cabezas en el año 2011. Los países con un
mayor número de cabezas eran Brasil con 175 millones (13,0% del total
mundial), India con 174 millones (12,9%), Estados
Unidos con 96 millones
(7,1%), China con 82 millones (6,1%) y Argentina con
50 millones (3,7%).
Estos bóvidos siempre han
apasionado al ser humano, para quien el toro es un símbolo de fuerza y de
fertilidad, por lo que estos animales están presentes en numerosas creencias y religiones.
Son parte integrante de la cultura
occidental, y se les puede encontrar como tema de inspiración de pintores y escultores, o
como personajes de historietas,
de películas o de anuncios publicitarios.
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